Hablando en líneas generales, el Glam metal se caracteriza por su lírica enfocada al sexo, alcohol, drogas y el placer; algunas de las primeras bandas tocaban muy ocasionalmente temáticas relacionadas con el ocultismo, aunque de una manera marcadamente lúdica, no en serio. Musicalmente, en sus canciones destacaban los riffs de guitarra, solos, y melodías pegadizas con estribillos cantados en grupo con tonos triunfalistas y algo chillones.
A principios de los años 90, el género experimentó un marcado declive, debido al auge de géneros como el grunge, el rock alternativo y el rock de fusión, que incidían en una temática de corte más trascendente o artístico y criticaban este estilo por diferentes razones. Sin embargo, a finales de los 90, se experimentó un resurgir o "revival" del género, debido a dos sucesos: por un lado la reunión de bandas míticas como Europe, Mötley Crüe, Van Halen (Traídos por Gene Simmons de Kiss) o Poison, la creación de bandas como Rockstar Supernova y por otro el surgimiento de una nueva oleada de bandas, en su mayoría procedentes de Europa del Norte como Hardcore Superstar, Brother Firetribe, Babylon Bombs, Wig Wam o Crashdïet.
Estética
El Glam metal está como ya hemos dicho directamente influenciado por el Glam rock, y si por algo se caracterizaba este estilo era por dar tanta importancia a su música como a su estética -o mejor dicho, su estética era también parte de su música-. Así que frente a la imagen de macho-rock imperante en esos días, ellos se rebelaron jugando con la ambigüedad sexual y exhibiendo una actitud descarada y provocativa.
El pionero fue Marc Bolan, entre cuyos "hallazgos" estéticos se encuentran los estampados de leopardo, las chisteras, las boas de pluma y la purpurina. Conforme iba creciendo el género se fueron popularizando los trajes futuristas brillantes, las botas con plataforma, los peinados imposibles y los kilos de maquillaje y purpurina que utilizaban. David Bowie también contribuyó al inspirarse en las travestis neoyorquinas del entorno de Andy Warhol, por cuya estética sentía predilección. Y así nació la extravagante imagen Glam, que solo podía haberse dado en una década tan propensa a los excesos estéticos como la de los 70.
La guinda en el pastel la puso la teatralidad que ostentaban en sus actuaciones, tomada directamente de las performances de Lindsay Kemp y del teatro de vanguardia.
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